La carrera comenzó con un duelo vibrante entre Fangio y Farina, pero el destino tenía otros planes. En la primera vuelta, una ola gigante del mar Mediterráneo irrumpió sobre el circuito en la zona de la piscina, provocando un accidente múltiple que dejó fuera de carrera a nueve autos. Fue un episodio tan inusual como dramático que quedó grabado en la historia de la Fórmula 1.
Gracias a su reflejo y capacidad de reacción, Fangio logró esquivar el desastre y tomar el control absoluto de la competencia. Otro argentino, José Froilán González, también estaba presente con Maserati, pero debió abandonar temprano debido a un incendio en su vehículo, sumando aún más tensión a una jornada cargada de imprevistos.
Fangio domina y entra en la historia
A pesar del caos, Fangio mantuvo un ritmo firme y constante. Lideró de punta a punta y cruzó la línea de meta con una vuelta de ventaja sobre el italiano Alberto Ascari, quien logró un valioso segundo puesto y le dio a Ferrari su primer podio en la Fórmula 1. Esta victoria no solo marcó el inicio del dominio de Fangio, sino también el debut histórico de la Scuderia en la categoría reina del automovilismo.
Ese triunfo fue el primero de 24 que conseguiría el “Chueco” en F1, dando inicio a una carrera legendaria que lo llevaría a conquistar cinco títulos mundiales (1951, 1954, 1955, 1956 y 1957) con cuatro equipos diferentes: Alfa Romeo, Maserati, Mercedes-Benz y Ferrari.
El legado inmortal de Juan Manuel Fangio
Fangio no solo fue un campeón; fue un símbolo de excelencia. Su capacidad para adaptarse a distintos autos y contextos, y su estilo de manejo preciso y elegante, lo convirtieron en un referente para generaciones de pilotos. Su legado sigue vigente y es reverenciado tanto por fanáticos como por las figuras actuales de la Fórmula 1.
En homenaje a su hazaña en Mónaco, una estatua en la curva de La Rascasse recuerda su hazaña en el principado. A más de 70 años de aquel triunfo, Fangio sigue siendo sinónimo de maestría, coraje y pasión por las carreras.
